lunes, 13 de junio de 2016

Hay tres cajas escondidas en el hayedo del Moncayo....






Extraños sentimientos  tienen los duendes cuando deciden abandonar su lugar en busca de otras oportunidades en otros bosques.
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Los duendes conforme se van haciendo mayores deben tomar una serie de decisiones. Una de las más importantes es el abandonar su bosque familiar para emprender un viaje a otro bosque. Allí conocerán otras personas, formarán un hogar pero siempre tendrán su lugar de origen muy cerca de él.
En principio allí se quedan sus duendes mayores, los que le han enseñado a desenvolverse entra la espesura del bosque, los que le han cantado canciones que jamás olvidará, los que le han recitado los versos más hermosos y serán ellos su punto de referencia.
Allí han dejado algunos objetos importantes como queriendo decir que se han marchado pero allí estará algo suyo.
Poco a poco irán desapareciendo sus duendes mayores. Primero se irá uno de ellos. Este duende todavía recuerda como fumaba en pipa y el olor que dejaba a su alrededor y también como le gustaba preparar pócimas mágicas con productos del campo para estar más saludable.
Pasará un tiempo y se irá el otro duende mayor. Allí comprobará como el olvido es la peor de las enfermedades. El olvidar a sus hijos aunque los sentimientos quedarán allí detenidos en un momento en que las saetas del reloj decidieron no avanzar más.
Finalmente llegará el momento de ceder el lugar del bosque en que vivieron a otros duendes que precisan el lugar para empezar un camino.
En ese momento en que se recogen los objetos que ya no van a formar parte de su primer hogar y que decidió dejarlos al principio allí para no irse del todo de su casa es cuando se echan de menos muchas cosas y se encuentran una serie de sentimientos extraños.
En tres cajas puede caber el pasado. Objetos diversos, fotografías, libros y recuerdos, recuerdos pero no olvidos.
En tres cajas transportadas a su hogar viajan los momentos algunos hermosos y otros tristes.
Son tres cajas que pesan pero que no cansan y que forma parte del tesoro personal de los duendes.
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Ahora deberá encontrar un lugar en el bosque para guardarlas porque lo que sienten los duendes por lo que ha ocurrido en esas cuatro paredes, eso no lo olvidará.
Quizás debajo de las raíces un árbol del hayedo  del Moncayo cubierto de hojas y bien protegido.
Estará cerca del río aunque resguardado de la humedad.

Y el contenido de esas tres cajas será visto por lo hijos del duende para que quede su legado en su memoria. Y lo trasmitirán junto a sus vivencias a otros duendes
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